El reino animal

A los Tiburones sí les da Cáncer

 
Cristina Álvarez
Por Cristina Álvarez, Maestra de Educación Primaria. 16 noviembre 2022
A los Tiburones sí les da Cáncer

Hay muchas cosas que se dicen sobre los tiburones: que si siempre están hambrientos, que tienen diminutos cerebros del tamaño de una nuez y que no sufren de cáncer, entre muchos otros. Este último es uno de los que más impacto tiene sobre su población total, a pesar de que los científicos saben desde hace más de 150 años que la enfermedad sí puede afectarlos.

¿Por qué entonces sigue esparciéndose y manteniéndose entre las personas? La respuesta está principalmente en las compañías que se encargan de comercializar los productos con cartílago de tiburón, del que se asegura que cura el cáncer. Nada de eso, según la ciencia, y peor aún, el uso de estos suplementos contra la enfermedad se basa en la creencia errónea de que los tiburones no desarrollan cáncer.

Índice

  1. Un mundo de tiburones.
  2. Desentrañando el mito
  3. El esqueleto de los tiburones
  4. La función de los suplementos con cartílago de tiburón
  5. Aceptémoslo: los tiburones no son invencibles

Un mundo de tiburones.

Los tiburones son peces científicamente clasificados como miembros de la clase Chondrichthyes, de la subclase Elasmobranchii y del superorden Selachimorpha. No se sabe el número exacto, pero se calcula que existen más de 500 especies distribuidas en todos los océanos del mundo. Contrario al imaginario común, los tiburones tienen una amplísima diversidad de formas, tamaños y colores. Algunos son muy parecidos al típico tiburón blanco, pero otros se asemejan más a las rayas y hay un pequeño número cuya longitud es equiparable o menor a la de un humano adulto.

Desentrañando el mito

Primero, hay que saber que aunque se ha comprobado que los tiburones tienen un sistema inmunitario muy resistente ante el desarrollo de tumores cancerígenos, no están exentos de sufrir a la enfermedad, y esto sí está comprobado. En 2013 investigadores encontraron en aguas de Australia un tiburón blanco (Carcharhinus leucas) con una masa extraña que sobresalía de su boca, que resultó ser un tumor maligno de 30 centímetros de longitud.

En total, el número de especies en las que se ha observado tumores asciende al menos a 23. Aquel tiburón blanco fue el primero de su especie en el que se encontró evidencia de cáncer, pero el primer tumor registrado en un tiburón tuvo lugar en 1908. Desde entonces, ocasionalmente se registran casos de tumores benignos o cancerosos.

Ahora bien, la creencia es vieja, pero no tan antigua. Cobró relevancia apenas en la década de 1970, tras una investigación en la que Judah Folkman y Henry Brem, de la Escuela de Medicina de la Universidad John Hopkins (Maryland, Estados Unidos), observaron sorprendidos que el cartílago de tiburones inhibió el crecimiento de nuevos vasos sanguíneos dentro de los tejidos. Este proceso de formación de nuevos vasos se conoce como angiogénesis, y toma parte en el crecimiento y la propagación del cáncer, ya que los tumores necesitan un suministro continuo de sangre para aumentar de tamaño. Ambos científicos se volcaron en el estudio del cartílago de tiburón y sus posibilidades en el estudio del cáncer.

Por otra parte, otros científicos comenzaron a relacionar por sí mismos las escasísimas evidencias de cáncer en los tiburones y su anatomía interna, como el Dr. Carl Luer del Mote Marine Laboratory and Aquarium, Estados Unidos. Las investigaciones fueron haciéndose más y más conocidas entre la comunidad científica. Pero el mito realmente cobró relevancia cuando el Dr. William Lane publicó en 1992 un libro titulado Sharks don’t get cáncer (Los tiburones no enferman de cáncer) en el que escribió que estos peces no tienen la enfermedad porque tienen elementos en su cartílago que impiden el crecimiento de tumores. El perspicaz Dr. Lane se aseguró entonces de que la ingestión oral de cartílago de tiburón era una buena idea para el tratamiento del cáncer en las personas, y puso en marcha un negocio de venta de píldoras con el material. Su suplemento fue un éxito, y bastó un poco de tiempo para que otras compañías de suplementos alimenticios y medicina alternativa siguieran su ejemplo

El esqueleto de los tiburones

Los tiburones no tienen un esqueleto compuesto de huesos como el de los humanos y muchos otros peces. En lugar de hueso se compone de cartílago, un tejido flexible pero resistente que les ayuda a nadar con mayor eficiencia.

El problema es que las investigaciones de Lane no tuvieron relevancia entre la comunidad científica. Sus supuestos hallazgos nunca se publicaron en una revista de ciencia ni fueron revisados, por lo que básicamente carecieron de aceptación internacional. La compañía Lane Labs, dirigida por el hijo de Lane, fue sometida a una orden judicial en 1999 por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) de Estados Unidos por promover de forma ilegal el consumo de BeneFin, un producto de cartílago de tiburón comercializado como tratamiento contra el cáncer. Pero no muchas personas saben esto. Hoy en día el consumo de productos con este ingrediente en polvo es frecuente, y solo con entrar en una tienda de suplementos, medicina alternativa e incluso farmacias basta para notar las diversas marcas que los ofrecen a miles de personas esperanzadas en sus efectos. Los productos son fáciles de conseguir hasta en Internet, pues no requieren receta médica.

La función de los suplementos con cartílago de tiburón

De acuerdo con el Cancer Research UK, algunos estudios de laboratorio han demostrado que aunque sí hay compuestos en el cartílago que pueden bloquear el crecimiento de vasos sanguíneos en los tejidos de los tiburones, hasta el momento no existe investigación alguna que haya demostrado que puede hacer eso en los seres humanos.

¿Qué pasa si consumes cartílago de tiburón? Básicamente nada. Ni siquiera hay evidencias de peso para asegurar que ayuda en su tratamiento; en cambio, el alto contenido de sales de calcio en algunos productos podría ocasionar problemas de salud, y algunas personas han experimentado estreñimiento, diarrea, mareos, presión arterial baja y otros efectos secundarios.

Aceptémoslo: los tiburones no son invencibles

Y el cartílago de tiburón no cura el cáncer. Uno de los efectos colaterales de estas creencias es la reducción del número de tiburones, debido a la alta demanda de sus partes, incluidas sus aletas para la elaboración de otro producto al que se atribuyen propiedades medicinales: la cara sopa de aleta de tiburón. Se estima que cada año mueren unos 100 millones de tiburones, y si bien no todas las muertes son resultado de la demanda de estos productos, sí tienen un peso importante. ¡Cómo una simple creencia puede afectar a los animales!

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Bibliografía
  • http://cancerres.aacrjournals.org/content/64/23/8485
  • http://www.amnh.org/learn/pd/sharks_rays/rfl_myth/myth_page6.html
  • http://blogs.scientificamerican.com/science-sushi/mythbusting-101-sharks-will-cure-cancer/
  • http://jnci.oxfordjournals.org/content/97/21/1562.full
  • http://www.seeker.com/sharks-do-get-cancer-tumor-found-in-great-white-1768115530.html#news.discovery.com
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